PERO ¿ DÓNDE ESTÁ DIOS ?

En estos meses, duros meses, que estamos pasando de agobio, de penuria, de enfermedades, de ausencias, de sinsabores, de preguntas sin respuestas… de calvarios fuera del viernes santo, no hace mucho me encontraba con alguien que me comentaba, casi argumentaba su increencia, preguntándome que, si ante la situación que estamos viviendo, Dios «en su infinita misericordia» (me decía él), no nos podía echa una mano y paliar de alguna manera esta tragedia provocada por un simple virus. Me comentaba que cada vez más creía menos en su poder infinito que decíamos los cristianos.

Me dejó pensando un buen rato, después de despedirnos, y mirando las fechas del calendario, me dí cuenta que Dios no está lejos, que Dios está más cerca de lo que pensamos, porque si tuviéramos la capacidad de no ser defensivos, sino acogedores, tendríamos el ejemplo de María. Por eso he mirado al calendario. Una mujer, que precisamente por ser tal, no lo tenía fácil en su Israel natal; una mujer que queda embarazada sin poder dar una explicación convincente incluso a sus propios familiares… pero una mujer que es capaz de abrir una rendija en su corazón para que pueda entrar Dios en ella. María ha pasado del miedo al amor y de la posible autocondena a la acogida de su perdón.

María fue capaz, precisamente desde la humildad, de encontrarse y dejarse encontrar con Dios. Y este domingo el profeta Isaías nos lo recuerda: Preparen el camino al Señor. ¿Cómo prepararle a Dios, caminos en nuestras vidas?, sencillamente cuando el hombre ama lo bello, lo bueno, lo verdadero, lo sincero… son los resquicios que Dios aprovecha para caminar con nosotros.

Claro, a veces nuestra vida se convierte en un cubo de Rubik. Es una complicación que ni nosotros mismos le encontramos sentido a lo que estamos haciendo. Muchas veces, ni nosotros mismos somos capaces de ver la solución porque la vacuna, el virus, los problemas del Erte, la llegada a fin de mes… no nos deja ver más allá. ¡Cuantas veces vivimos una vida en lo que lo más importante es entretenerse con algo!, y la vida deja de ser tal, porque estamos sencillamente entretenidos.

María fue capaz de salirse de la espuma que traen las olas y que no nos deja ver el agua del mar. María, entre todo lo que tenía entre sus manos, dijo sí a Dios a sabiendas que lo que hacía suponía un riesgo en su vida. Pero supo descubrir lo esencial, lo valioso y lo verdaderamente auténtico. María desde la sencillez y humildad supo «preparar el camino al Señor», supo enderezar lo escabroso de la vida para poder acoger a aquel que da la Vida.

Por ello María, de la que celebramos su Inmaculada este martes próximo, es la prototipo de la esperanza, de la que no tiene prisa sin pausa. Esperar es aprovechar los momentos que la vida nos ofrece para poder degustar aquello que nos da lo que realmente ansiamos y anhelamos. Cuando ya en el mes de noviembre nos ofrecen las rebajas de aquellos productos que nos pueden interesar, da la impresión que la prisa en nuestra vida es más que evidente. Preparemos los caminos, pongámonos en camino. En camino hacia Belén, en camino hacia la casa del pan, de lo cotidiano, de lo sencillo, de lo común, de lo de todos los días. Hagamos las cosas bien y desde el Bien. Hagamos lo que dice Pedro en su carta. Tengamos paciencia, porque ojala que mientras esperamos acontecimientos, Dios no nos pille estresados, ya que somos muy dados a ello.

                                                                                                             Hasta la próxima. Paco Mira

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