Este segundo Domingo de Cuaresma, nos sugiere que en la vida sólo es posible la transformación, si tenemos presente la meta a la que queremos llegar. Pidamos al Señor en esta Eucaristía, que nos conceda el privilegio de que Jesús, sea nuestra meta y que podamos ser obedientes como El. Así como Abraham fue llamado, nosotros también hemos sido llamados a la vida y a la luz, que resplandece en Cristo transfigurado. Nos podemos preguntar: ¿que relación podemos encontrar entre la vocación de Abraham y la transfiguración del Señor? Nosotros, el pueblo de Dios, hemos sido llamados por El a una vocación que nos debe llevar a ser iluminados por Jesús. Al transfigurarse Jesús, los apóstoles contemplaron su divinidad. Te has preguntado: ¿a qué vocación has sido llamado por Dios? ¿Estás dispuesto a obedecer y ser fiel a este llamado?
Estas son las lecturas de este domingo. Y este es el vídeo del evangelio






























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