Celebramos este primer domingo de marzo un nuevo encuentro con nuestra familia eclesial. Muchas veces confirma Jesús con su autoridad lo que la sabiduría humana y el sentido común consideran ya como virtudes: el respeto a los demás, la prudencia, la discreción. Con imágenes agrícolas, muy accesibles para todos, Dios quiere darnos su mensaje hoy..
Hay textos del Evangelio que hablan por sí solos y que nos llaman la atención por su claridad y sencillez. Es el coro de la historia del Papa y de la Virgen, cuantas veces no hemos sido demasiado rápidos en el juzgar a los hermanos. Nos erguimos en jueces del otro sin antes reconocer lo que sucede en nuestras vidas y que la justicia, la verdad, la rectitud y la misericordia, ordenen todos nuestros actos.
El Señor Jesús no nos invita en primer lugar a vivir una cierta moral, sino que a tener un corazón que se abre a la conversión, porque esta nos hace descubrir a quienes seguir: a sus discípulos, quienes nos llaman a ser santos como el Padre de los cielos es santo. Teniendo a Jesús como maestro y haciéndonos discípulos, no caminamos en tinieblas, como lo podría hacer un ciego.
Caminamos con la ley de Jesucristo que nos inserta en su misterio Pascual, árbol de la vida que da frutos de amor y verdad, de vida y justicia.
Estas son las lecturas de este domingo y el vídeo del evangelio.