Nos reunimos en este cuarto domingo de Adviento ya en vísperas de la Navidad. Es el momento especial de avivar nuestra fe como José cuando es visitado por el ángel.
La liturgia de este día tiene un claro color mariano. Es como el preludio de la Natividad del Señor, que ya está cerca. El recuerdo de la Madre no interrumpe ciertamente el ritmo del Adviento ni la dinámica de la preparación a la Navidad, pues ella fue la que mejor vivió el Adviento y la Navidad y puede ayudarnos a vivir la Navidad con mayor profundidad desde nuestra fe.
El evangelista Mateo aplicó el oráculo del Emmanuel que hoy leemos en la primera lectura al nacimiento de Jesús. En él se cumplen las Escrituras de modo definitivo. Nuestra generación, que busca al Señor como la del salmista, lo puede encontrar en Jesús de Nazaret. Quien lo descubra tendrá que anunciarlo en todas partes con la misma valentía y decisión de Pablo.
Estas son las lecturas y el vídeo del evangelio.































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