Puede que este material llegue a tus manos un poco tarde pues hoy estamos celebrando la Pascua del Enfermo y no habíamos puesto nada al respecto pues bien aquí tienes este material diocesano para que lo puedas leer y comentar.
LA PASCUA DEL ENFERMO
¡FELIZ PASCUA DEL ENFERMO! A todos, enfermos y sus familiares, agentes de pastoral de la salud, creyentes y no creyentes, la sociedad entera… porque todos en estos días nos hemos sentido frágiles, vulnerables, con miedo, con esperanza en la ciencia, en los profesionales, en Dios…
¡PAZ A TODOS! Es el mensaje de Jesús a sus discípulos que estaban encerrados y con miedo…, lo mismo que nosotros estos días. Escuchemos en nuestra profundidad ese mensaje ¡TEN PAZ!
¿ Cuál es la razón de tu miedo, de nuestro miedo, de nuestro llanto ¿dónde estamos poniendo nuestra fuerza y nuestra confianza? El Señor no está ausente de nuestras vidas, habita en nuestras personas, en cada uno de nosotros, lo creamos o no… y nos acompaña como a los de Emaús…, para desentrañar y entender lo que nos está sucediendo en la vida…, el camino puede ser más o menos largo, según sean nuestros andares, nuestros ritmos. Seamos conscientes que para los de Emaús es un gesto, no tantos las palabras lo que les ayudó a entender. Los gestos son los que nos hacen sentir cercanos, no los discursos…
NACER DE NUEVO como personas, como sociedad y como humanidad.
Secretariado de Pastoral de la Salud en la Pascua del enfermo, 6º domingo de Pascua de 2020, en el 65º día de estado de alarma por el COVID-19.
ORAR EN LA SOLEDAD
Señor, estamos tristes, abatidos, nos hemos sentido muy solos
el miedo se ha hecho más grande y en la soledad, el fantasma del coronavirus parece inmenso…
En esta soledad doy tantas vueltas a mi vida…
En el fondo sin ella no podría ver lo que es importante y también la estupidez en la que nos envolvemos demasiadas veces.
Sí, hay una soledad de la que no podemos escapar
Hay una soledad que es amiga
Que forma parte de nosotros y nos acompañará siempre.
Una soledad que nos hace más hondos, más humanos.
Quiero darte las gracias por esta soledad vivida
Que me ayuda a saborear más lo que tengo
Apreciar más a quienes amo.
Ver la vida de otra manera más sencilla, más limpia.
Gracias, Señor, porque en medio de esta soledad resuena tu voz que me acompaña y me consuela: “Venid a mí los que estáis cansado y agobiados y yo os aliviaré”.
Por los enfermos, por el personal sanitario, por los que han muerto, por sus familias, por todos los que han estado en esta batalla poniendo su mejor lado, dándonos sus cuidados, su entrega y sus vidas.
Dales, Señor, tu mejor abrazo.
Diócesis de Canarias, Secretariado de Pastoral de la Salud.