Los santos, no solamente son los de las peanas, que también. No solamente son los que a los que encendemos una velita y le pedimos cosas (casi nunca les damos las gracias) y nos guían. Muchos llevamos el nombre de alguno de ellos que marcaron la vida de tantos y tantos lugares, personas y momentos. Pero también, los santos son aquellos que no tienen peana. Son muchos los que a lo largo de la vida y de la historia no aparecen en el calendario, pero caminan con nosotros, al lado de nosotros y nos guía a nosotros por el camino del bien.
Este fin de semana, hemos celebrado a Juan, el Bautista. El precursor, el que va por delante del que realmente es importante. Probablemente los santos son eso, los que van delante dando el testimonio de aquel al que no merecemos desatarle la correa de las sandalias. Los santos de nuestro tiempo no son aquellos que necesariamente lleven implícito el martirio, aunque en muchos de los casos eso suceda así. Los santos de nuestro tiempo son aquellos que son capaces que, ante las adversidades de la vida, el testimonio de un tal Jesús de Nazaret es la bandera de su vida.
¡Cuántos de los que nos encontramos en la vida, de los que caminan con nosotros, de los que nos acompañan en los avatares diarios, son ejemplo de Jesús de Nazaret!. Y curiosamente no aparecen en el calendario. A Juan le cortaron la cabeza por decir la verdad, viendo la Verdad. Juan fue que bautizaba con agua, pero quien al mismo tiempo fue capaz de asumir el mensaje de quien bautiza con el Espíritu.
El fin de semana pasado, y este fin de semana daremos gracias por ello, era beatificado Fr. Tomás Morales, de la Orden de Predicadores, discípulo de Domingo, contemporáneo de Francisco de Asís: ¡cuánta teología en tan poco espacio!. Tomás Morales, dominico de convencimiento, fue capaz que ante la adversidad de la Guerra Civil, entregó su vida, para el bien de los demás.
La Guerra nunca fue un bien, siempre fue un mal. La guerra tiene efectos colaterales que siempre afectan a aquellos que menos culpa tienen. Lo vemos en las desgraciadas guerras de ahora, pero también lo vemos en las desgraciadas guerras de antes. Tomás, en medio de la adversidad, siguió el ejemplo de Jesús, de poner la mejilla, cuando te den en una.
La Orden de Predicadores, se caracteriza precisamente por el estudio y la predicación. Una Orden donde la pobreza, la obediencia y la castidad son los valores que llevan a una vida plena y que marcan la vida de muchos a los que sirven como ejemplo.
La catedral de Sevilla, fue ejemplo con un lleno absoluto, de que los santos siguen arrastrando a quien conocen a sus seguidores o simplemente a quienes siguen la estela de los que nos van marcando el camino.
Felicidades al pueblo de Carrizal y por extensión felicidades a toda la isla de Gran Canaria. De los pueblos humildes y sencillos suele salir gente maravillosa. Ojalá que, de todos los pueblos de la isla, salga gente buena, sencilla… que vaya delante del que no merecemos desatarle la correa de las sandalias. Ojalá que de todos los pueblos de nuestra isla salga gente dispuesta a dar testimonio de Jesús de Nazaret. Un testimonio que hace superar dificultades y que nos convierte en santos y santas de Dios.
Hasta la próxima. Paco Mira