Alguno me dirá, “¿pero qué dices, Paco?” y yo repetiré lo mismo, Gaudete, es decir Alegría, estén alegres, se lo repito, estén alegres. Y es que vivimos en un mundo donde el dolor, la angustia, la tristeza, la desesperana, las pocas de ganas de hacer cosas…. nos lleva a no estar alegres y hoy la palabra de Dios nos lo va a repetir hasta la saciedad, estemos alegres.
Estamos a la mitad del adviento. Estamos, se supone, allanando el camino y preparando las sendas porque llega quien estamos esperando. Veo y miro las caras de tantos niños que colocan su belén, también su árbol, y la cara de felicidad en unas fiestas que se me antojan mágicas, de ilusión y de esperanza. Veo las caras de los ancianos en residencias donde nadie les visita, pero que siguen esbozando una sonrisa en sus labios; atisbo un muñeco de nieve donde la melodía sigue siendo las balas que silban y hay que esquivarlas para poder llegar al año que viene. Aún así, Sofonías, en la primera lectura nos lo recuerda, estén alegres, se lo repito, estén alegres.