Hemos dejado ya el ciclo de Navidad y nos reunimos hoy para dar inicio al Tiempo Ordinario. La liturgia de hoy nos habla de bodas. Jesús sigue manifestándose y lo hará también en el banquete de la eucaristía. Las bodas es el tema central sobre el que giran las lecturas de este domingo. El profeta Isaías nos presenta a Jerusalén como la novia con la que el Señor quiere contraer matrimonio. Esos desposorios, anunciados por los profetas, se han hecho realidad en Jesús, que riega su banquete de bodas con el mejor de los vinos para celebrar así que la gloria de Dios habita en medio de este mundo
Estas son las lecturas y el vídeo el evangelio de este domingo.

Celebramos este domingo el Bautismo de Jesús en el río Jordán y con esta fiesta terminamos el gran tiempo navideño. Al salir Jesús del agua, el Padre proclama que Jesús es su Hijo muy amado y el Espíritu Santo, se posa sobre Él. Luego de esto, Jesús empieza su misión tal y como la vamos a ver en las dos primeras lecturas. Nosotros también, en virtud de nuestro Bautismo, estamos llamados a continuar la misión de Cristo en el mundo de hoy.
Probablemente si nos preguntan cuando es nuestro día, el día que nos casamos, el día que empezamos a trabajar, el día en que nuestro hijo sacó la oposición …. lo sabemos de memoria, pero ¿si nos preguntan el día en que nos bautizaron?. Y es curioso como le damos importancia a muchos acontecimientos en la vida, pero al bautismo que es el que nos abre la puerta a muchos lugares, no le damos la importancia que se merece. Es más, la Navidad no se ha acabado, pero el inicio de las clases, el quitar ya los adornos navideños, da la sensación que la Navidad ya ha pasado.
Nos reunimos para celebrar juntos la gran Solemnidad de la Epifanía, o manifestación del Señor. La fiesta de hoy, prolongación de la Navidad, tiene en nuestra liturgia como protagonistas a unos magos de tierras extrañas que vienen a adorar al Mesías. Celebramos, en el Niño nacido de María, la manifestación de aquel que es el Hijo de Dios, el Mesías de los judíos y la luz de las naciones. Como los reyes magos se dejaron guiar por la luz de aquella estrella, nosotros nos dejamos conducir también para adorar y celebrar con gozo al niño Jesús.
¡Ay si uno mira hacia atrás: qué inocentes éramos!. Pero en todos los sentidos y en todas las facetas de la vida. Pero más, si cabe, cuando llegaban estas fechas, donde la ilusión, la alegría, la magia, los nervios, las taquicardías no medicalizadas, el acostarse temprano, el miedo al carbón, el portarse mejor que nunca, el madrugar enormemente y no precisamente para ir al cole…. eso era la inocencia de todos los niños y la ilusión, la emoción, el disfrute, la alegría… de unos padres que se hacían pasar por lo que no eran, pero que deseban ser lo que en esos momentos eran.
Hoy, segundo domingo de Navidad, la Iglesia contempla lo profundo e invisible del misterio de Dios hecho hombre. En tiempos de Jesús muchos no lo quisieron reconocer ni recibir. Nosotros, que somos hijos de Dios, acojámoslo en nuestro corazón en este año recién comenzado, para que nos purifique de nuestros pecados y de cumplimiento a nuestros mejores deseos.
No sé si es bueno o malo que coincidan dos grandes acontecimientos este fin de semana. Dos grandes a nivel religioso, sin contar con que decimos adiós a un año que según como se mire y según quien lo mire, pudo haber sido un desastre o por el contrario pudo haber sido un año maravilloso. Sea como fuere, siempre tenemos que mirar hacia adelante, aprender del pasado, para saber donde nos encontramos en este momento.
¡Felicidades a todos en este día de la Sagrada Familia! Durante esta preciosa temporada de Navidad, la iglesia nos invita a fijar nuestra atención en la escuela humana del amor: La Familia. Las lecturas nos describen las características que debe tener toda familia cristiana. El Evangelio nos recuerda que la Sagrada Familia no estuvo libre de dolor. La sagrada Familia tuvo problemas, entre otros, el tener que abandonar su país. De regreso, como acostumbraban, caminaban cada año a Jerusalén por las fiestas de Pascua. Este relato de la niñez de Cristo nos inspira obediencia y piedad filial. Esta fiesta nos describen las virtudes que deben estar presentes en toda familia cristiana.
El 25 de diciembre celebramos la Navidad: La fiesta del Nacimiento de Jesús. La Palabra de Dios se hizo ser humano y vino a vivir con nosotros, para acompañarnos en el camino de la vida.






























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