El mensaje que la Palabra de Dios tiene para nosotros no es fácil de vivir. Sin embargo, tenemos como ejemplo a Cristo, que cargó con nuestros pecados. Todos estamos llamados a beber del cáliz de este sufrimiento, entregándonos al servicio de los demás. En la Eucaristía, en que renovamos la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo, Dios nos da la fuerza que necesitamos para seguir a Jesús, para servir a los demás. En el evangelio Jesús le explica a los Apóstoles que el camino que lleva a la gloria es el camino del servicio hasta dar la vida, si es necesario. Marcos utiliza para ello dos imágenes: el cáliz y el bautismo para indicar, sin lugar a dudas, la superación de dificultades, incluso, la muerte.
Estas son las lecturas de este domingo y el vídeo del evangelio.

Hay una cosa clara y es que tenemos mucho más que las generaciones que nos han precedido. Tenemos mucho más que nuestros abuelos y que nuestros padres. No solo en adelantos tecnológicos, sino en propuestas que hacemos y que la sociedad nos hace. Pero la pregunta que tenemos que hacernos, es si en valores somos y tenemos más que nuestros predecesores: ¿somos más honrados, felices, más libres de lo que fueron nuestros mayores’
Nos encontramos en el Vigésimo octavo domingo del tiempo ordinario. Las lecturas bíblicas de este domingo nos hablan sobre la sabiduría, que vale más que cualquier cosa material. Nosotros sabemos que Cristo es la Sabiduría de Dios y Él nos invita a vivir nuestra fe generosamente. Esto implica renunciar a las cosas que son obstáculos entre Dios y nosotros. Nos exige generosidad y amor. Continuamos hoy con la proclamación evangélica de Marcos 10 en que Jesús instruye a sus discípulos mientras van subiendo con Él a Jerusalén. El domingo pasado era el tema de la fidelidad conyugal, hoy es la pobreza voluntaria por el seguimiento de Cristo.

En la vida en general y en la de los cristianos en particular, hay cosas que se dan por hecho, porque parece que son evidentes, pero que sin embargo no se cumplen o no hacemos que se cumpla. ¿los cristianos tenemos que ser uno?. La teoría nos dice que sí, sin embargo la práctica nos va a decir que no siempre sucede aquello que deseamos. Triste, pero cierto.
El pasado mes de junio, pero últimamente cualquier día, fue notica el rescate de un cayuco por parte de la tripulación de un crucero de lujo que realizaba la vuelta al mundo. El cayuco llevaba unos 20 días en el mar, y necesitaba ayuda urgente: en él había 68 supervivientes y cinco fallecidos. Podemos imaginarnos el enorme contraste, en todos los sentidos, entre lo que es un crucero de lujo y un cayuco. Unos pasajeros del crucero de lujo dijeron que esto había sido un golpe de realidad. Vivimos en una burbuja de fantasía y, de repente, te topas con la triste realidad.
Bienvenidos todos a la fiesta cristina del día del Señor. Los hijos de Dios venimos a celebrar con gozo el amor que redime, llena y salva, el amor de Dios. Demos gracias al Espíritu que nos ha traído a su casa, estemos atentos a la Palabra que vamos a proclamar, y dejémonos inundar por la presencia serena y amorosa del Señor Jesús. El Espíritu de Dios trabaja siempre y trabaja a través de todos los que se dejan guiar por él. Nuestra misión es dejarle trabajar y animar a los hermanos a dejarse invadir por él.
Es muy común decir que vivimos tiempos de crispación. Lo vemos en la política, en las redes sociales, en los programas de televisión y también en diferentes aspectos de la vida social: a la mínima salta al chispa y se producen discusiones, a menudo con violencia verbal y también, por desgracia, física. Y si nos detenemos en nuestros ámbito más personal, comprobaremos que también están muy presentes las discusiones. En general, consideramos a quien no piensa o se comporta como nosotros, no como mero contrincante que pretende algo distinto, sino como un adversario, como un enemigo al que hay que derrotar y, si es posible, machacándolo.































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