
Iniciamos un año más un nuevo año litúrgico y lo hacemos con este tiempo de Adviento, preparación para la venida del Niño Dios a cada uno de nuestros corazones. Es un tiempo de esperanza, ilusión, solidaridad y mucho compromiso cristiano. El evangelio de San Lucas nos va a servir de guía en nuestro intento de llegar a Jesús. Nuestro mundo actual está hecho de violentos contrastes. Los maravillosos progresos de la tecnología no van al paso con lo que parece ser un estancamiento o retroceso de la cultura y la moral. Este mundo podría ser mejor, pero sólo Dios le dará la perfección total al fin de los tiempos, porque ni la vida personal ni la manera de ver el mundo tiene sentido si no damos cabida a Dios entre nosotros. Cristo vino una vez como salvador y creemos que vendrá otra vez como juez. Hasta entonces nos toca responder a las exigencias y retos de la historia. El Señor nos manda a vigilar en la oración para recibirle cuando venga. Vigilancia es reflexión y oración, es fuerza.
Estas son las lecturas de este domingo y el vídeo del evangelio.
Cada vez más hay profetas de calamidades. Y si es con el volcán de La Palma, pues vale más echarse a correr. Surgen agoreros, echadores de cartas y lectores de lo más insospechado, que son capaces, de lo mínimo, meternos el suficiente miedo en el cuerpo que somos capaces de desvalijar supermercados porque esto no hay quien lo arregle. Parece que el fin del mundo está a la vuelta de la esquina. Los wass corren como la pólvora y nos tiemblan las entrañas, porque somos incapaces de dar con la solución.



Tengo un amigo, Daniel, que es astrofísico. Me encanta hablar con él de temas que van más allá de lo que vemos porque además lo vive y le encanta. Es un gran astrofísico, tiene publicaciones, y un blog del que yo, a veces, alimento mi mente ignorante en estos temas. Cuando trabajamos juntos, me encantaba hablar con él sobre la trascendencia, cada uno en su ámbito, porque me daba la impresión que los dos hablábamos de lo mismo: él me exponía un montón de fórmulas físicas y yo no le ponía ninguna fórmula, pero sí llegaba a donde a él la razón no le daba. Era un diálogo enriquecedor.
Celebramos el penúltimo domingo del año litúrgico. Siempre hemos oído los relatos apocalípticos sobre la última venida del Señor. Toda la creación será transformada por el amor de Dios, y el tiempo, como lo experimentamos y conocemos ahora, terminará. Mientras tanto caminamos ineludiblemente, día tras día, hacia esa consumación. Tenemos que estar alerta, vigilantes y viviendo nuestra fe. Debemos poner nuestra esperanza en Cristo Jesús, cuyo sacrificio nos santifica. En esta Eucaristía pidamos a Dios la gracia de la perseverancia en nuestra fidelidad a Él y a la Iglesia.





























Usuarios hoy : 647
Usuarios ayer : 893
Total de usuarios : 624311
Vistas hoy : 3528
Total de vistas : 3595149
Quién está contectado : 3




