LAS FIESTAS MÁS SINODALES.

Si me lo permiten, este fin de semana ( del 22 al 24 de octubre ) me gustaría recordar al patrón de mi pueblo, que sin ser exclusivo del mismo, celebra este finde, las fiestas en su honor: San Rafael de Vecindario. Unas fiestas, que quieren volver a arrancar después de tiempos difíciles y complicados y seguro que estando deseosos de ellas, nos resultarán un poco extrañas.

Estamos convocados a la fiesta, y fiesta significa diversión, alegría, compartir…Necesitamos, en medio de las dificultades que estamos viviendo, manifestar y compartir la alegría. La alegría que nos une; la alegría que supone compartir nuestra vida; la alegría que nos lleva a la unión entre todos y cada uno de los que vivimos en nuestro pueblo, pero abiertos a aquellos que, desde fuera, quieren sumarse a la maravillosa aventura de la fiesta.

Un año más también nos convoca San Rafael. Una año en el que las secuelas de la Covid19, en su quinta ola, han dejado su huella. La medicina de Dios, quiere hacerse presente en medio de todos y cada uno de nosotros. No ha sido un año fácil: ha habido ausencias inesperadas; ha habido situaciones de precariedad laboral; un año en que parece que los problemas no tienen solución… pero no debemos perder la esperanza.

Esperanza es lo que no perdió el joven Tobías que un día esperaba que un hombre bueno le acompañara, (como reza el himno al patrón). Nuestro pueblo está lleno de hombres y mujeres buenos que están deseando acompañar a infinidad de Tobías que se han despistado a la hora de encontrar el camino deseado. La alegría de la fiesta, puede ser un momento bueno para el encuentro.

Este mes, el Papa Francisco nos ha invitado a la sinodalidad, a caminar juntos (eso es lo que significa). Y ¡que buena ocasión, es que en esta fiesta lo hagamos!. Seamos sinodales (caminemos juntos) para acompañar a los que no pueden llegar a fin de mes; Seamos sinodales para acompañar a los que están viviendo la soledad de la enfermedad y de la tristeza de la vida; seamos sinodales para abrazar y acariciar a tantos y tantos ancianos que no tienen quien les arrope; Seamos sinodales para ser generosos con quienes el ERTE está haciendo estragos; Seamos sinodales para echar una mano en la tragedia del volcán de nuestros hermanos de La Palma; Seamos sinodales con la cantidad de hombres, mujeres y niños que desesperados de la vida llegan a nuestras costas en pateras (no hace mucho, en 56 horas llegaron mil) y parece que nadie se acuerda de ellos. Seamos sinodales con la cantidad de misioneros y misioneras (este fin de semana también es el Domund) que llevan por el mundo el maravilloso mensaje de Jesús de Nazaret.

San Rafael nos pide unidad en la adversidad. Nos pide mirar al futuro con optimismo. Nos pide que la derrota no sea la bandera de un pueblo que siempre se ha caracterizado y ha demostrado su alegría.

Amigos, estamos de fiesta. San Rafael nos llama a ello. San Rafael nos invita a que nos acerquemos con corazón sincero a visitarle y que, tal y como somos, bebamos de su medicina para coger fuerzas cuando las cosas no nos vayan bien del todo, pero que también bebamos cuando los vientos de nuestro pueblo (que no son pocos) nos sean favorables.

Tenemos un gran reto por delante. Reto al que estamos invitados todos. Rafael nos invita a mirar el futuro desde el presente y eso es lo que nos tiene que animar a que lo hagamos lo mejor posible.

Felices fiestas. Hasta la próxima. Paco Mira

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