UNA CARTA AL VIENTO: DE DOS EN DOS, NO. MEJOR EN FAMILIA.

Ya está el verano encima. Desde que nos han dicho que podemos hacer la vida normal – con precauciones, eso sí -, la gente se ha echado a la calle. Había necesidad de salir, de relacionarse, de compartir, de hablar, de abrazar, de divertirnos, de celebrar fiestas en muchos de nuestros municipios, de carnavales aunque no sea en la fecha acostumbrada, de besar, de roce sano con aquellos a los que conocemos y que hacía mucho tiempo que no lo hacíamos. El ser humano es un ser relacional, de relaciones y eso es lo que nos constituye como humanos o al menos lo intentamos.

Este fin de semana, el mandato de Jesús es claro: vayan de dos en dos. Muchas veces pensamos que estando de vacaciones, Dios también descansa. Pensamos que en el verano, Dios pone un cartelito en “el cielo” diciendo cerrado por vacaciones. Por si quedaba alguna duda, Dios nunca descansa, y menos en verano. Quizás somos nosotros los que buscando cualquier excusa para no cumplir con nuestro Padre Dios, decimos que como estamos de vacaciones, ya celebraremos y compartiremos en el mes de Septiembre, después del Pino.

Pero el verano es un reto. Un reto desde la playa,el campo, la ciudad… desde el apartamento o el hotel, desde la caravana o la caseta de campaña. Jesús nos dice, vayan de dos en dos. Yo añado, vayamos en familia, compartamos con la familia, celebremos en familia, disfrutemos la fe en familia. Que no nos de vergüenza proclamar a los cuatro vientos que, incluso en verano, Dios sigue presente en nuestras vidas.

Por eso es hoy tan peligrosa la tentación de replegarnos sobre nuestros propios intereses, nuestro pasado, nuestras adquisiciones doctrinales, nuestras prácticas y costumbres. Más todavía, si lo hacemos endureciendo nuestra relación con el mundo.

¿Qué es una Iglesia rígida, anquilosada, encerrada en sí misma, sin profetas de Jesús, ni portadores del Evangelio?. Esta es la gran noticia: Dios está cerca de nosotros animándonos a hacer más humana la vida. Pero no basta afirmar una verdad para que sea atractiva y deseable. Es necesario revisar nuestra actuación: ¿Qué es lo que puede llevar hoy a las personas hacia el Evangelio?, ¿cómo pueden captar a Dios como algo nuevo y bueno, incluso en nuestra época estival y de vacaciones?

Seguramente, nos falta amor al mundo actual y no sabemos llegar al corazón del hombre y de la mujer de hoy. No basta con predicar sermones desde el altar. Hemos de aprender a escuchar más (como lo hacemos con el susurro de las olas del mar cuando estamos tomando el sol en la arena), acoger, curar la vida de los que sufren… solo así encontraremos palabras humildes y buenas que acerquen a ese Jesús cuya ternura insondable nos pone en contacto con Dios, el Padre bueno de todos, incluso en las vacaciones.

Por eso Jesús nos invita a ponernos en camino. A no quedarnos en la seguridad de unas vacaciones que son para disfrutar, pero también para dar testimonio. Muchos no acogerán esta buena noticia, pero como dice el evangelio, es cuestión de sacudirnos el polvo de las sandalias, peri nunca dejemos de ponernos en camino que esa es la misión de la Iglesia. Si leemos con detenimiento el Evangelio, Jesús está fijo moviéndose. Nosotros parece que tenemos miedo a los dolores óseos y por ello no lo hacemos.
La Buena Noticia de Jesús se comunica con respeto total, desde una actitud amistosa y fraterna, contagiando paz. Es un error pretender imponerla desde la superioridad, la amenaza o el resentimiento. Es anti evangélico tratar sin amor a las personas solo porque no aceptan nuestro mensaje. Pero ¿cómo lo aceptarán si no se sienten comprendidos por quienes nos presentamos en nombre de Jesús?.

Ojalá que nuestra vida de fe y testimonio sea una carta al viento, como todas esas cartas de Jesús Vega, ha escrito a lo largo de su vida. Este fin de semana se presenta un libro con todas esas cartas. No sabemos dónde van a parar porque el viento es impredecible, pero en algún lado paran. Gracias Suso por tanta sabiduría popular; sabiduría que la experiencia de la vida te ha llevado a reflejarlas por escrito: ojalá que a todos nos llegue, al menos, una.

Hasta la próxima. Feliz verano. Paco Mira

 

 

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