ES DE BIEN NACIDOS, SER AGRADECIDOS.

Cuando era pequeño, mis padres siempre me decían que cuando uno era generoso con nosotros, debíamos dar gracias. Pero incluso dentro de la propia familia. A veces pensamos que nuestros padres tienen la obligación de una serie de cosas y por ello pensamos que no hace falta que les demos las gracias: ¡qué equivocados estamos!. Una cosa no quita la otra, es de bien nacidos ser agradecidos. Hemos de dar gracias por un montón de cosas, cuando somos pequeños y cuando somos grandes: por la comida, por la ropa,por el techo que nos cobija, por la sinceridad en muchas de las conversaciones, por los gestos sin palabras, por las sonrisas que son necesarias, por la vida que nos va a permitir, quizás, en el día de mañana generar VIDA.

Este fin de semana, la palabra de Dios nos invita a la generosidad. A ser generosos con los que nos son afines, pero también a ser generosos con aquellos que no nos lo son tanto. Vivimos en un mundo en que el resquemor, la sospecha, la desconfianza, forma parte de nuestro día a día. Y casualidades de la vida, los demás siempre son los culpables de los males propios y ajenos. Nunca somos capaces de mirarnos en nuestro propio espejo, para reconocer que a veces no somos lo suficientemente agradecidos con aquellos que se portan con nosotros como creen que tienen que hacerlo.

Jesús cura diez leprosos, de los que solamente vuelve uno a dar gracias. Y el que vuelve no es judío, sino samaritano. De nuevo los samaritanos nos vuelven a dar ejemplo. De nuevo aquellos que “no son de los nuestros”, se vuelven a poner a nuestro lado. Son los que nunca nos dan la espalda. Son los que nunca nos van a dejar tirados en las cunetas de la vida, en las orillas de los caminos y además adelantarán el dinero, su propia vida, por nosotros.

Jesús pregunta dónde están los nueve restantes. Nos pregunta hoy a nosotros, donde están aquellos que vamos a misa todos los días, los que nos damos golpes en el pecho con frecuencia, los que participamos en obras benéficas con cierta regularidad…. Tiene que ser un extranjero, uno con el que no me hablo y hasta critico el que me da lecciones en todos los sentidos, mientras que los de casa, los que son afines a mis posiciones, se olvidan de uno.

¡Fuerte reto tenemos esta semana!. Ser agradecidos, generosos, abrazar, querer… a aquellos que en principio nos son samaritanos, a aquellos que en principio no son como nosotros o al menos si lo son, por lo menos no  coinciden en muchas de las circunstancias de la vida con nosotros. Cuantos extranjeros recorren nuestras calles y nuestros pueblos de la isla a los que señalamos con el dedo, a los que no acogemos como se debiera, a los que criticamos ciertas actitudes sin tener en cuenta la persona, sino lo que creemos que representa.

Jesús pregunta: ¿no eran diez?, al final solo ha vuelto uno. Casi me hace recordar a aquella pregunta de Dios a Caín, ¿Dónde está tu hermano?, y la respuesta de Caín era, ¿acaso soy yo el guardián de mi hermano?. ¡cuantas veces nos seguimos preguntando y respondiendo lo mismo: no es mi problema, yo no tengo que ver en esa historia, tendrá que buscarse la vida para solucionar su propia situación personal, etc… así podríamos argumentar todas y cada una de nuestras teorías.

Amigos, pues aquí nos queda la historia. Seamos capaces de ser agradecidos, porque somos o debemos serlo, biennacidos.

Hasta la próxima. Paco Mira

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